La aparición de subsidencias en terrenos agrícolas en los últimos días, como consecuencia de las lluvias, ha llevado al Ayuntamiento a hacer este llamamiento, dado el gran diámetro que llegan a alcanzar alguno de los "agujeros" que se abren en el terreno.
El objetivo, ha señalado el consistorio en un comunicado, es evitar riegos y caídas en su interior y poder tenerlos bajo vigilancia.
La intención posterior del Ayuntamiento es que en cuanto el tiempo no lo impida se proceda al restablecimiento de estos socavones, producto de las intensas lluvias caídas en Daimiel que se cifran en 449 litros en lo que llevamos de año hidrológico, desde octubre.
El concejal de Agricultura, Ramón Ruiz de la Hermosa, ha cuantificado en siete los ojos descubiertos en la zona y que se asientan sobre un Acuífero 23 que ha visto como ascendía una media de once metros.
Según Ruiz de la Hermosa, "entre los hundimientos puede haber, en algunos casos, una distancia aproximada de 15 kilómetros", lo cual indica que, a día de hoy, "no hay un comportamiento o una norma exacta que resuelva o determine el porqué de estos hallazgos".
La aparición de estos hundimientos se debe, según el profesor de Geografía Física de la Universidad de Castilla-La Mancha, Rafael U. Gosálvez, a procesos de erosión kársticos, fenómenos naturales que son habituales cuando las lluvias del invierno propician la circulación subterránea del agua.
Estos procesos se producen -afirma el profesor- por la disolución del carbonato cálcico contenido en las calizas y en las margas" que se desarrollan tanto en superficie como bajo tierra y que en este último caso provocan estos grandes socavones en el terreno.