El primer Día Internacional de las Mujeres Rurales, se observó el 15 de octubre de 2008. Este día internacional nuevo, establecido por la Asamblea General en su resolución 62/136, de 18 de diciembre de 2007, reconoce «la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural».
Las mujeres rurales desempeñan un papel fundamental en las economías rurales de los países desarrollados y en desarrollo. En la mayor parte del mundo en desarrollo participan en la producción de cultivos y el cuidado del ganado, proporcionar alimentos, agua y combustible para sus familias y participan en actividades no agrícolas para diversificar los medios de subsistencia de sus familias. Además, llevan a cabo las funciones vitales en el cuidado de los niños, los ancianos y los enfermos.
La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer examinará el tema «El empoderamiento de las mujeres rurales y su función en la erradicación de la pobreza y el hambre, en el desarrollo y en los problemas actuales» como tema prioritario durante el 56º período de sesiones, que se celebrará del 27 de febrero al 9 de marzo de 2012.
Mensaje del Secretario General para 2011:
Este año, el Día Internacional de las Mujeres Rurales se celebra en un momento en que se ha agudizado la conciencia de la importante contribución que hacen las mujeres al progreso social. Con justa razón, se ha reconocido la función que cumplen las mujeres en el apoyo de movimientos en pro de la democracia, los derechos humanos y la paz. Igualmente destacable es su contribución al desarrollo sostenible.
Innumerables estudios han demostrado que las mujeres rurales desempeñan un papel decisivo en la lucha contra el hambre, la malnutrición y la pobreza. Son agricultoras, criadoras, empresarias y educadoras, y con sus cuidados y asistencia son capaces de contribuir a la seguridad alimentaria y al crecimiento económico en los entornos más remotos y vulnerables del mundo.
A pesar de la enorme responsabilidad que asumen, las mujeres rurales carecen de acceso igualitario a las oportunidades y a los recursos, lo cual dificulta su progreso y por ende el de todas las personas. Se podría sacar de la pobreza a más de 100 millones de personas si las mujeres rurales tuvieran el mismo acceso que los hombres a los recursos productivos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. La productividad de las explotaciones agrícolas a cargo de mujeres aumentaría hasta un 30%. El número de personas hambrientas se reduciría hasta un 17%, lo cual redundaría en mejoras para no menos de 150 millones de personas. Los beneficios se propagarían aún más al obtener los hijos de esas mujeres un mejor acceso a los servicios de salud, educación y nutrición.
Sabemos cómo lograr esos objetivos: invirtiendo en las mujeres rurales; eliminando la discriminación de que son objeto en la legislación y en la práctica; asegurando que las políticas respondan a sus necesidades; brindándoles acceso en pie de igualdad a los recursos y proporcionándoles una función que desempeñar en la adopción de decisiones.
Esas medidas contribuirán a impulsar el desarrollo sostenible, uno de los grandes imperativos del siglo XXI. Mientras nos preparamos para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, que se celebrará el año próximo en Río, recordemos que las mujeres rurales encierran un enorme potencial no aprovechado para generar resultados.
En este Día Internacional, exhorto a todos los asociados a reconocer la contribución de las mujeres rurales a nuestro mundo y a ayudarlas a hacer todavía más por nuestro futuro común.
Ban Ki-moon