a consejera y el alcalde, acompañados por el presidente de la SAT, Gregorio Montoya, llegaron temprano al auditorio del Centro de Artes, donde se presentó oficialmente el proyecto de regadío desde le punto de vista técnico, en presencia de buena parte de los socios. Antes, atendieron a la prensa para explicar la importancia de esta nueva forma de regadío.
Todos coincidieron en dar gran relevancia a la nueva sociedad. Gregorio Montoya admitió que era “una día grande para La Solana”. Atrás quedan años de dura y difícil gestión hasta cuajar una instalación de vanguardia. Hay una balsa, una nave de servicio y unos modernos equipos de filtrado que transportan el agua por 58 kilómetros de tubería a cada parcela “un contador se encarga de controlar que el riego sea igual para todos. Montoya recordó que el riego ya ha comenzado hasta completar mil metros cúbicos por hectárea.
El alcalde cree que la SAT La Serna es una demostración “de lo que somos capaces de hacer si trabajamos juntos”. Recordó el problema ancestral de La Solana con el agua, resuelto hace poco y cuyo ciclo –dijo- “se cierra con este proyecto de reutilización desarrollado para La Solana y sus agricultores, uno de los más importantes de esta legislatura”. Con un discurso conciliador ante la consejera, Luis Díaz-Cacho agradeció por igual el apoyo de los gobiernos de Castilla-La Mancha “el anterior y el actual”.
María Luisa Soriano también otorgó la máxima importancia a ese proyecto “novedoso e innovador para incrementar la rentabilidad de los cultivos en Castilla-La Mancha”. Destacó los 2,8 millones de euros invertidos, de los cuales la mitad lo ponen los socios y el resto fondos públicos de la Junta, Ministerio y Europa. La consejera cree que es un ejemplo “del compromiso del gobierno regional con proyectos para aumentar nuestra competitividad”. En este sentido, enfatizó el cambio que ha supuesto modificar el reglamento de la PAC “de lo contrario, no hubiéramos podido recibir ayudas de Europa y otras ventajas”. Entre ellas, considera fundamental haber eliminado la tasa plana para los regantes “hubieran desaparecido el 70 por ciento de los regadíos en España”.